Durante mucho tiempo, las marcas vivieron un dilema operativo: ¿invertir en awareness o en performance? ¿Contar historias o convertir leads? El marketing estaba dividido. De un lado, los equipos de marca, guardianes del posicionamiento y el storytelling. Del otro, los equipos de performance, centrados en métricas, clics y conversiones.

Esa división ya no tiene sentido. Hoy, la complejidad del consumidor, la presión por resultados y la saturación de estímulos obligan a pensar distinto. Así nace Brandformance, una estrategia que integra lo mejor de los dos mundos: construir marca con intención y generar resultados con identidad.

¿Qué es Brandformance realmente?

Brandformance no es una fórmula mágica. Es un enfoque que plantea que cada acción de marketing debe emocionar y activar. Que las campañas deben dejar huella y mover el negocio. Que el branding no puede ser solo percepción, y el performance no puede ser solo volumen.

No se trata de repartir el presupuesto en dos frentes. Se trata de diseñar cada campaña desde el día cero con una visión integrada:

• Donde el awareness genere intención.

• Donde la conversión refuerce la percepción.

• Donde cada clic tenga contexto emocional y cada historia tenga una CTA clara.

¿Por qué está cambiando las reglas?

Porque el consumidor no distingue si está viendo un anuncio de branding o de venta. Lo que distingue es si el contenido le habla de verdad. Y si vale su tiempo.

Según Think with Google (2023), el 70% de los consumidores latinoamericanos afirman que esperan que las marcas les hablen con propósito y les aporten valor más allá de la oferta. Pero solo el 36% considera que las campañas que recibe son relevantes o memorables.

Brandformance responde a esa brecha. Integra creatividad, datos, automatización y contexto para entregar experiencias publicitarias más coherentes, útiles y efectivas. Y lo hace en todos los momentos del funnel, no solo en el cierre de la venta.

¿Cómo lo hacemos en Revfy?

En Revfy aplicamos Brandformance como filosofía, no como técnica. Eso implica trabajar sobre cuatro pilares:

1. First-party data como base: diseñamos campañas a partir de datos reales, propios y activables, no sobre estimaciones ni cookies volátiles.

2. Segmentación comportamental: analizamos señales de intención, no solo demográficos. Impactamos a la persona correcta en el momento correcto.

3. Creatividades inteligentes: desarrollamos piezas que aprenden, se ajustan y combinan emoción con claridad de acción.

4. Medición integral: evaluamos el impacto emocional (recuerdo, consideración) y el impacto de negocio (CPA, LTV, ROAS) con igual rigor.

Un ejemplo concreto: una marca de cosméticos que lanza una nueva línea de productos para pieles latinas. Contamos la historia de una mujer real que rompe estereotipos y se conecta con la audiencia desde lo emocional. Pero también incluimos una oferta personalizada para probar el producto, con una CTA clara y segmentada por tipo de piel, canal y comportamiento anterior.

El resultado: mayor visibilidad, engagement real y conversión directa. Todo en una misma campaña. Todo medido y accionable.

¿Por qué Brandformance es clave hoy?

Porque el entorno exige más que nunca:

• Saturación de medios.

• Demanda de resultados inmediatos.

• Expectativas de personalización.

• Desconfianza generalizada frente a lo publicitario.

Brandformance no es una moda. Es una evolución necesaria. La respuesta a una era en la que no se puede elegir entre emocionar y vender.

En Revfy diseñamos estrategias donde la marca no solo es visible, sino elegida. Y donde la conversión no solo ocurre, sino que deja sentido.

¿Todavía estás eligiendo entre branding o performance?

Entonces, estás dejando valor en la mesa.

Hablemos.